Cómo las encuestas de satisfacción impulsan y ajustan tu estrategia comercial
Descubre cómo integrar las encuestas de satisfacción en tu estrategia comercial para maximizar resultados. Aprende de casos reales como Apple y Decathlon, y ajusta tus acciones para mejorar la conversión, fidelizar clientes y garantizar el éxito empresarial.
MARKETING
Lydie GOYENETCHE
1/19/20259 min leer


¿Cuáles son los objetivos de una estrategia comercial y cuál es su relación con los del marketing?
Los objetivos de una estrategia comercial son fundamentales para el desarrollo de cualquier empresa. Su propósito es alinear las acciones del equipo de ventas y marketing para maximizar la rentabilidad y los márgenes, mientras se asegura un desarrollo comercial sostenible. Estos objetivos se organizan en varios ejes complementarios que están íntimamente ligados a los del marketing.
El primer objetivo de una estrategia comercial es aumentar las ventas y optimizar la tasa de conversión de prospectos a clientes. Por ejemplo, una empresa que busca desarrollar sus ventas puede formar a su fuerza de ventas en técnicas de argumentación enfocadas en las necesidades reales de los clientes. Este enfoque para mejorar la conversión contribuye directamente a la rentabilidad al reducir el costo de adquisición de clientes.
Una estrategia comercial también busca optimizar los márgenes. Esto implica, entre otras acciones, priorizar la venta de productos o servicios de alto valor agregado y fidelizar a los clientes existentes, quienes suelen ser más rentables que los nuevos. Aquí es donde los objetivos del marketing entran en juego, trabajando para aumentar la notoriedad de la marca y la percepción del valor de la propuesta por parte de los clientes, lo que facilita la justificación de precios más altos.
Otro objetivo clave es el desarrollo comercial, que incluye la conquista de nuevos segmentos de mercado o la expansión geográfica. Por ejemplo, cuando Decathlon amplió sus ventas online a nivel internacional, el marketing fortaleció la visibilidad de la marca, mientras que la estrategia comercial adaptó las ofertas y precios a las especificidades de cada mercado local.
Además, una estrategia comercial tiene como objetivo optimizar el desempeño de la fuerza de ventas. Esto se logra mediante herramientas como el CRM (Customer Relationship Management), que permite hacer un seguimiento de prospectos, analizar datos y ajustar acciones en tiempo real. Los objetivos del marketing, como generar notoriedad o atraer tráfico hacia los puntos de venta físicos o digitales, alimentan directamente esta dinámica al incrementar las oportunidades para la fuerza de ventas.
Por lo tanto, los objetivos del marketing y los comerciales son inseparables. Mientras el marketing crea un entorno favorable generando notoriedad, fortaleciendo la credibilidad y atrayendo prospectos, la estrategia comercial se enfoca en convertir esas oportunidades en ventas concretas. Este trabajo conjunto permite optimizar la estrategia comercial, incrementando tanto el volumen de ventas como su rentabilidad.
En resumen, una estrategia comercial eficaz depende de una sinergia con el marketing para desarrollar las ventas, maximizar la rentabilidad y garantizar un crecimiento sostenible. Ya sea mejorando la tasa de conversión, apoyando a la fuerza de ventas o ampliando el desarrollo comercial, estas dos áreas forman un dúo indispensable para alcanzar los objetivos estratégicos de la empresa.
¿Cómo elaborar una estrategia comercial?
Elaborar una estrategia comercial es un proceso estructurado e iterativo que tiene como objetivo definir acciones específicas para alcanzar metas de ventas y crecimiento. Este proceso requiere una comprensión profunda del mercado, las necesidades de los clientes y las fortalezas y debilidades internas de la empresa. Se desarrolla en varias etapas clave, respaldadas por teorías de marketing y enriquecidas con ejemplos concretos.
La primera etapa para elaborar una estrategia comercial consiste en definir los objetivos. Estos deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y delimitados en el tiempo (SMART). Por ejemplo, una empresa de comercio electrónico podría aspirar a incrementar sus ventas en línea en un 20 % en el transcurso de un año mediante una estrategia de paid search y promociones dirigidas. Sin embargo, fijar objetivos poco claros o irreales, como duplicar los ingresos en tres meses sin contar con recursos suficientes, suele llevar al fracaso.
El siguiente paso es analizar las necesidades del mercado y definir un público objetivo. Esto implica segmentar la clientela según criterios demográficos, conductuales o psicográficos. Por ejemplo, Apple ha logrado posicionarse con éxito en un segmento de consumidores con alta capacidad adquisitiva mediante una estrategia de diferenciación basada en la innovación y el diseño. En contraste, el intento de Coca-Cola con su producto "New Coke" en los años 80 ilustra los riesgos de una mala interpretación de las necesidades del mercado. Al cambiar la fórmula original, la empresa provocó un rechazo masivo de sus clientes más leales, lo que resultó en una pérdida de cuota de mercado y un eventual retroceso estratégico.
Con estos fundamentos establecidos, el siguiente paso es elegir los medios de marketing y comerciales adecuados para alcanzar los objetivos fijados. Esto puede incluir campañas publicitarias, promociones, ventas directas o alianzas estratégicas. Entre los tipos de estrategias comerciales más comunes se encuentran:
Estrategia de crecimiento, diseñada para aumentar la cuota de mercado. Un ejemplo notable es Uber, que utilizó incentivos financieros masivos para conquistar nuevos mercados, incluso a costa de asumir pérdidas significativas en el corto plazo.
Estrategia de costo, orientada a reducir los precios para atraer a consumidores sensibles al precio, como lo hizo Ryanair al revolucionar el mercado de vuelos de bajo costo.
Estrategia de nicho, enfocada en un segmento pequeño pero rentable, como Patagonia, que atrae a consumidores conscientes del medio ambiente dispuestos a pagar un precio premium por productos sostenibles.
Sin embargo, elaborar una estrategia comercial no es suficiente. El tiempo requerido para su implementación puede variar considerablemente. Una start-up podría diseñar una estrategia en pocas semanas, mientras que una multinacional podría necesitar varios meses debido a la coordinación entre departamentos y mercados. Además, las acciones de ajuste son fundamentales. Una estrategia debe adaptarse constantemente a los comentarios del terreno y a las evoluciones del mercado. Un ejemplo reciente es Tesla, que ha ajustado regularmente los precios de sus vehículos eléctricos para responder a la demanda y a los costos de producción.
Por último, herramientas como el análisis SWOT (fortalezas, debilidades, oportunidades, amenazas) o el modelo de Porter son frecuentemente utilizadas para orientar el proceso de elaboración estratégica. Según un estudio de Bain & Company, las empresas que emplean herramientas de análisis estratégico incrementan sus probabilidades de éxito en un 25 %.
En definitiva, elaborar una estrategia comercial requiere una reflexión profunda, una gran capacidad de adaptación y un monitoreo constante de los resultados. Los éxitos, como el de Nike con su estrategia de influencia, y los fracasos, como el de Blackberry por no adaptarse al mercado de smartphones, demuestran que la estrategia comercial es un ejercicio exigente pero indispensable para mantenerse competitivo.
¿Cuáles son los objetivos de una estrategia comercial y cuál es su relación con los del marketing?
Los objetivos de una estrategia comercial son fundamentales para el desarrollo de cualquier empresa. Buscan alinear las acciones del equipo de ventas y las del marketing para maximizar la rentabilidad y el margen, al tiempo que garantizan un desarrollo comercial sostenible. Estos objetivos se estructuran en varios ejes complementarios, que están estrechamente relacionados con los del marketing.
El primer objetivo de una estrategia comercial es aumentar las ventas mientras se optimiza la tasa de conversión de prospectos a clientes. Por ejemplo, una empresa que desee desarrollar sus ventas podría optar por formar a su fuerza de ventas en técnicas de argumentación basadas en las necesidades reales de los clientes. Esta mejora en la conversión contribuye directamente a la rentabilidad al reducir el costo de adquisición de clientes.
Además, una estrategia comercial bien diseñada debe permitir optimizar los márgenes. Esto puede incluir acciones dirigidas a vender productos o servicios de alto valor añadido, así como a fidelizar a los clientes existentes, que a menudo son más rentables que la adquisición de nuevos clientes. Este aspecto está directamente relacionado con los objetivos del marketing, que se enfocan en fortalecer la notoriedad y la propuesta de valor de la empresa para atraer a una audiencia dispuesta a invertir más.
Otro objetivo clave de una estrategia comercial es el desarrollo comercial, ya sea mediante la conquista de nuevos segmentos de mercado o la expansión geográfica. Por ejemplo, cuando Decathlon amplió sus ventas en línea a nivel internacional, esto requirió una coordinación estrecha entre los equipos de marketing y comerciales. Mientras que el marketing se encargó de reforzar la visibilidad de la marca, la estrategia comercial adaptó las ofertas y los precios a las particularidades de cada mercado local.
Por último, una estrategia comercial busca optimizar el rendimiento de la fuerza de ventas. Esto se logra mediante herramientas como el CRM (Customer Relationship Management), que permiten hacer un seguimiento de los prospectos, analizar los datos y ajustar las acciones en tiempo real. Los objetivos del marketing, como mejorar la notoriedad y generar tráfico hacia los puntos de venta físicos o digitales, alimentan directamente esta dinámica al incrementar las oportunidades para la fuerza de ventas.
Por lo tanto, los objetivos del marketing y los comerciales son inseparables. Mientras que el marketing crea un entorno favorable generando notoriedad, fortaleciendo la credibilidad y atrayendo prospectos, la estrategia comercial se enfoca en convertir esas oportunidades en ventas concretas. Trabajando juntos, estos dos pilares permiten optimizar la estrategia comercial, incrementando tanto el volumen de ventas como su rentabilidad.
En resumen, una estrategia comercial eficaz se basa en una sinergia con el marketing para desarrollar las ventas, maximizar la rentabilidad y garantizar un crecimiento sostenible. Ya sea mejorando la tasa de conversión, apoyando a la fuerza de ventas o ampliando el desarrollo comercial, estas dos disciplinas forman un dúo indispensable para alcanzar los objetivos estratégicos de una empresa.
Cuando tus clientes se convierten en consultores: la epopeya de las encuestas de satisfacción
Las encuestas de satisfacción son como un espejo: a veces halagadoras, a menudo brutales, pero siempre reveladoras. Si tienes el valor de enfrentarte a la verdad, incluso cuando duele, estas herramientas pueden transformar tu empresa en un verdadero campeón de la satisfacción del cliente. Así que, prepárate, porque vamos a explorar historias en las que las empresas recibieron un golpe… pero lograron levantarse con más fuerza.
1. “Netflix: mataste mi serie favorita (y también mi corazón)”
Ah, Netflix, ese asesino en serie de las series que te encanta ver en maratón. Con tantas cancelaciones, los fanáticos estaban listos para salir a la calle con pancartas que decían: “¡Justicia para mi serie!”.
Lo que ocurrió:
Las encuestas de satisfacción revelaron un creciente descontento: los suscriptores se sentían traicionados por el final abrupto de sus programas favoritos. Sin embargo, entre las lágrimas y la ira de los fans, surgió una oportunidad.
La lección de Netflix:
Para recuperar a sus suscriptores, Netflix invirtió en producciones locales (¡saludos a La Casa de Papel!) y en contenidos altamente personalizados. El resultado: una fidelidad recuperada, cuotas de mercado en ascenso… y sí, suscriptores dispuestos a perdonar (hasta la próxima cancelación).
Moraleja:
Tus clientes son románticos. Dales un poco de amor (y contenidos relevantes), y siempre regresarán.
2. “McDonald’s: el ascenso del Egg McMuffin, héroe del desayuno todo el día”
Imagínalo: son las 15:00, tienes un antojo irrefrenable de pancakes y, para tu horror, McDonald’s ya guardó la máquina del jarabe de arce. Este era el escenario de pesadilla para los amantes del desayuno, hasta que la gigante de la comida rápida decidió escuchar.
Lo que ocurrió:
Las encuestas mostraron que los clientes estaban frustrados por no poder disfrutar de su Egg McMuffin a cualquier hora del día. La solución fue clara: lanzar el “All Day Breakfast”.
La lección de McDonald’s:
Este pequeño ajuste impulsó las ventas y fortaleció la relación con los clientes. Porque, seamos honestos, ¿quién no disfruta un McMuffin a las 20:00?
Moraleja:
Tus clientes pueden tener deseos extraños. A veces, solo necesitas decir “sí” para convertirte en su mejor amigo.
3. “IKEA: la bolsa que chirría y el cliente que llora”
En IKEA, todo parece perfecto… hasta que escuchas el frzzzzzzt cada vez que caminas con su icónica bolsa azul Frakta. Sí, esa que hace más ruido que un tren a vapor.
Lo que ocurrió:
Los comentarios de los clientes resaltaron lo molesto (y vergonzoso) que era ese ruido. IKEA, lejos de ignorar el problema, vio una oportunidad de mejora.
La solución de IKEA:
Crearon una bolsa rediseñada: más silenciosa, más duradera y, como toque final, reciclable. No solo resolvieron el problema, sino que también reforzaron su imagen como una empresa ecológica.
Moraleja:
Incluso los pequeños ruidos pueden tener un gran impacto. Escucha a tus clientes (y a tus bolsas).
4. “Apple y el drama de la batería agotada”
Si alguna vez has tenido un iPhone, conoces la frustración de una batería que se agota más rápido que tu paciencia en una reunión. Las encuestas de clientes no podían ignorar esta molestia universal.
Lo que ocurrió:
Los usuarios se quejaban de que sus iPhones envejecían mal, lo que afectaba negativamente la imagen de la marca.
La solución de Apple:
Un programa de reemplazo de baterías a bajo costo y una funcionalidad optimizada en iOS. El gigante de Cupertino logró transformar una debilidad en un gesto de transparencia y redención.
Moraleja:
Cuando tus clientes te critiquen, repara el daño. La confianza también se recarga.
5. “Decathlon: cuando tus clientes exigen ultra personalización”
Decathlon es como ese amigo deportista que siempre tiene un buen consejo. Pero incluso los mejores amigos necesitan ajustar su juego de vez en cuando.
Lo que ocurrió:
Las encuestas revelaron que los clientes deseaban una experiencia más personalizada, tanto en línea como en las tiendas.
La solución de Decathlon:
Introdujeron recomendaciones de productos específicas, impresión personalizada en equipos (como raquetas y camisetas), y talleres en tienda para ajustar los artículos. Estos esfuerzos reforzaron su imagen y aumentaron las ventas.
Moraleja:
La personalización es como un buen entrenador: motiva y fideliza.
Conclusión: tus clientes, los héroes cotidianos
Las encuestas de satisfacción son como escuchar a un amigo que necesita ser escuchado. A veces duelen, a veces reconfortan, pero siempre te ayudan a mejorar.
Así que, anímate. Haz las preguntas correctas, acepta las críticas y transforma las quejas en palancas de crecimiento. Y recuerda: tus clientes no son solo consumidores, son tus mejores consultores… gratuitos.