Cómo transformar los conflictos en motores de innovación para tu PYME
"Descubre cómo los conflictos en equipos pueden convertirse en oportunidades para mejorar la colaboración y fomentar la innovación en tu PYME. Aprende estrategias prácticas con un enfoque humano y eficaz.
DYNAMIQUE DE GROUPEMANAGEMENT
Lydie GOYENETCHE
7/12/20244 min leer


¡Los grupos humanos son fascinantes, ¿también te lo parece? A veces se parecen a esos platos de cocina extraños donde cada ingrediente es imprescindible pero también potencialmente peligroso. Añade una pizca de personalidades dominantes, una cucharadita de egos heridos, y deja cocinar en un entorno profesional o social... El resultado puede ser una dinámica grupal maravillosa o un conflicto digno de una telenovela. Pero, ¿deberíamos temer a los conflictos? ¡Por supuesto que no! A menudo son oportunidades para crecer, siempre y cuando sepamos entenderlos y manejarlos.
1. Jacques Marpeau y los efectos espejo: Comprender las raíces de los conflictos
Jacques Marpeau explica que nuestras interacciones se basan en dos grandes dinámicas: las similitudes y las diferencias. Estas dinámicas – que podríamos llamar "las dos piernas del vínculo humano" – son el origen tanto de nuestras relaciones como de nuestras tensiones.
Pongamos un ejemplo sencillo: imagina un grupo donde una persona muy extrovertida intenta motivar a un compañero introvertido. Este último, al no compartir el mismo modo de funcionamiento, puede sentirse invadido. ¿El resultado? El conflicto surge, no porque estas dos personas no se aprecien, sino porque sus maneras de ser están en extremos opuestos.
Y es aquí donde entran en juego los efectos espejo. Cuando alguien nos molesta, a menudo es el reflejo de un aspecto de nosotros mismos que preferiríamos ignorar. Por ejemplo, ese compañero que habla demasiado podría estar reflejando nuestra propia necesidad de afirmarnos. ¿Y el empleado excesivamente crítico? Quizá está sacando a la luz nuestras dudas sobre nuestras competencias. ¿Duro, verdad?
Pero lejos de sumirnos en una introspección pesada, estos momentos pueden ser oportunidades de evolución, tanto para los individuos como para los grupos.
2. Steve Jobs tenía razón: El conflicto como motor de innovación
Di "conflicto" en una reunión y observa cómo las caras se tensan. Sin embargo, el conflicto no es necesariamente un elemento destructivo. Si se gestiona bien, puede convertirse en un formidable motor de innovación. ¿Cómo? Obligando a los miembros de un grupo a expresar sus diferencias, superarse y buscar soluciones que no habrían considerado de otro modo.
Tomemos como ejemplo los espacios intergeneracionales. Imaginemos un grupo de niños pequeños en una guardería que deben compartir sus juguetes con sus compañeros. Los conflictos – a menudo acompañados de lágrimas y gritos de "¡Es mío!" – les permiten aprender a negociar, respetar las necesidades de los demás e incluso afirmarse. Más adelante, en residencias de mayores, emergen situaciones similares: en las propuestas de actividades, algunas personas válidas a veces expresan el deseo de hacer más salidas, mientras que las actividades suelen ajustarse al nivel de autonomía del grupo objetivo. Estas tensiones ofrecen una oportunidad para redefinir las actividades y responder mejor a las expectativas del grupo.
El conflicto, en estos contextos, actúa como una señal de alarma: algo necesita ajustarse. Y, a menudo, la solución encontrada enriquece a todos.
3. Dale Carnegie revisitado: Convierte las tensiones en trampolines
Entonces, ¿cómo convertir un conflicto en una oportunidad? Aquí tienes algunas estrategias para abordar los conflictos con humor y dulzura:
a) La escucha activa: el superpoder subestimado
En lugar de interrumpir o responder de forma impulsiva, tómate el tiempo para escuchar. Sí, escuchar de verdad. Puede parecer simple, pero en medio de la acción, es un acto de heroísmo. Haz preguntas abiertas: "¿Cómo te sientes?" o "¿Qué esperas de esta situación?". Estas simples palabras a menudo desactivan la ira.
b) El juego de las perspectivas: "¿Y si estuvieras en su lugar?"
Anima a los miembros del grupo a ponerse en el lugar del otro. Esto puede hacerse a través de un ejercicio lúdico o una simple discusión. Entender las motivaciones del otro suele cambiar la percepción del conflicto.
c) El humor para disipar las nubes
Un poco de ligereza puede hacer milagros. Usado adecuadamente, el humor puede desactivar situaciones tensas y unir al grupo. Sin embargo, cuidado con no ridiculizar: el objetivo es aliviar la tensión, no echar más leña al fuego.
d) La mediación: el rol del facilitador
A veces, es necesaria una tercera persona para arbitrar un conflicto. Puede ser un consultor externo (¡hola, ese eres tú!) o un miembro neutral del grupo. El mediador ayuda a reformular los comentarios, calmar los ánimos y centrar las discusiones en soluciones.
4. Maria Montessori y los mayores: una misma dinámica relacional
Lo que resulta fascinante es que los mecanismos para gestionar los conflictos son universales. Ya sea entre niños en un patio escolar, compañeros de trabajo en una empresa o residentes de un hogar de mayores, los conflictos surgen de las mismas fuentes:
Las necesidades no expresadas: Un niño quiere un juguete pero no sabe cómo pedirlo. Un empleado necesita reconocimiento pero permanece en silencio. El resultado suele ser una tensión no verbalizada.
Las diferencias de percepción: Una persona mayor puede sentirse excluida de una actividad colectiva porque no se ajusta a sus capacidades físicas. Un compañero percibe un comentario como crítica, cuando era neutral.
Las similitudes reprimidas: A menudo rechazamos en los demás lo que nos recuerda nuestras propias debilidades o temores. Este efecto espejo es válido a cualquier edad.
5. Conclusión: Crear grupos resilientes e inclusivos
La gestión de los conflictos en los grupos no es un arte de guerra, sino un baile sutil. Se basa en reconocer las similitudes, valorar las diferencias y aplicar una buena dosis de empatía. Con un poco de humor y dulzura, cada tensión puede convertirse en una oportunidad para fortalecer los lazos, estimular la creatividad y hacer evolucionar al colectivo.
Así que, la próxima vez que surja un conflicto en tu equipo o grupo, no entres en pánico. Véelo como una invitación a aprender, escuchar y crecer juntos. Y recuerda: es en la fricción donde se forman las perlas. Quizá tu grupo, a pesar de (o gracias a) sus tensiones, esté a punto de convertirse en una verdadera joya.


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