Comprensión de las Necesidades Humanas
Descubre cómo la Pirámide de Maslow sigue vigente en el mundo digital. De las necesidades básicas a la autorrealización en redes sociales, este análisis profundo une psicología, cultura y marketing contemporáneo.
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LYDIE GOYENETCHE
12/8/20245 min leer


¿Qué es la Pirámide de Maslow y por qué sigue siendo relevante hoy?
¿Cuál es el origen de la Pirámide de Maslow?
La Pirámide de Maslow fue propuesta en 1943 por el psicólogo estadounidense Abraham Maslow como parte de su teoría sobre la motivación humana. En su obra "A Theory of Human Motivation", Maslow expone que las necesidades humanas se organizan jerárquicamente desde las más básicas hasta las más elevadas. Esta jerarquía se ha convertido en un referente en psicología, educación, marketing y desarrollo personal. Según datos de Google Trends, la búsqueda del término "Pirámide de Maslow" ha mantenido una estabilidad notable en los últimos diez años, lo que confirma su vigencia académica y profesional.
Los cinco niveles de necesidades humanas según Maslow
En la base de esta jerarquía se encuentran las necesidades fisiológicas, que incluyen elementos esenciales como la alimentación, el agua potable, el descanso, la respiración o la necesidad de refugio. Estas condiciones son prioritarias, pues su ausencia impide cualquier tipo de estabilidad emocional o cognitiva. A continuación, se sitúan las necesidades de seguridad, que abarcan tanto la protección física como la estabilidad económica o la previsibilidad del entorno. En países con alto nivel de desigualdad, como sucede en muchas regiones de América Latina, estas necesidades se ven constantemente amenazadas, lo que impide que gran parte de la población acceda a niveles superiores de desarrollo personal.
El siguiente nivel está conformado por las necesidades sociales o de pertenencia. Se trata del deseo humano de establecer vínculos afectivos, de pertenecer a un grupo o de ser aceptado por una comunidad. Estudios recientes indican que el aislamiento social tiene un impacto negativo comparable al tabaquismo o la obesidad en términos de salud pública, lo que confirma la importancia de estas necesidades en la estructura de bienestar humano. Posteriormente, emergen las necesidades de estima, relacionadas con el respeto, el reconocimiento y la autovaloración. No se trata únicamente del prestigio externo, sino también de la autoestima interior. En entornos digitales, como las redes sociales, esta necesidad se manifiesta con fuerza. Según un estudio de la Universidad de Pittsburgh, el uso intensivo de plataformas como Instagram o Facebook está estrechamente vinculado a la búsqueda de validación social y a fluctuaciones en la autoestima.
Finalmente, la cúspide de la pirámide corresponde a la autorrealización. Este concepto abarca el despliegue del potencial humano, la creatividad, la espiritualidad, la expresión ética o artística, y el sentido profundo de la vida. Aunque es el nivel más abstracto, muchas personas lo identifican como una aspiración permanente. A diferencia de los niveles anteriores, la autorrealización no tiene una forma única ni establecida: puede expresarse en una obra de arte, en el compromiso con una causa o en la transmisión de un saber. En el ámbito de los contenidos digitales, por ejemplo, creadores que comparten saberes gratuitos o testimonios íntimos lo hacen no por búsqueda de notoriedad, sino como forma de coherencia vital, lo que refleja este nivel último de la pirámide.
¿Cómo se aplica la Pirámide de Maslow en la vida cotidiana?
Cuando una persona carece de comida o de vivienda, su pensamiento no se orienta hacia la creatividad, las relaciones sociales o el crecimiento interior. Esto es evidente en contextos de pobreza estructural, donde los ciudadanos deben dedicar su energía mental y física a la mera supervivencia. En contraste, cuando las necesidades básicas y de seguridad están satisfechas, emergen nuevos horizontes de preocupación: la necesidad de pertenecer, de comunicar, de aprender o de ser valorado. En la era digital, esta dinámica se observa claramente en el comportamiento en redes sociales. Las personas que viven en entornos seguros y con acceso regular a bienes básicos utilizan plataformas como LinkedIn o YouTube no solo para informarse, sino también para mostrar su progreso profesional o compartir sus logros personales.
Un informe de Hootsuite y We Are Social revela que más del 60 % de los usuarios activos en redes sociales publica contenido vinculado a su identidad, sus relaciones y sus aspiraciones. Esta cifra confirma que las redes sociales se han convertido en un espacio donde las necesidades sociales, de estima y de autorrealización conviven y se expresan cotidianamente. Cuando una marca o institución desea conectar con su público, debe entender en qué nivel de la pirámide se sitúa su audiencia. Por ejemplo, una campaña de salud pública dirigida a personas en situación de vulnerabilidad deberá enfocarse en la seguridad y la estabilidad, mientras que una empresa que vende cursos de crecimiento personal se dirigirá a una audiencia más próxima a la cima de la pirámide.
Más allá de Maslow: el enfoque antropopsicoanalítico de las necesidades
Propuesto por André Crismer, el enfoque antropopsicoanalítico amplía la comprensión de las necesidades humanas integrando dimensiones biológicas, culturales, simbólicas y afectivas. Según esta perspectiva, las necesidades no son escalones rígidos sino procesos dinámicos en constante interacción con el entorno y la historia de vida del sujeto. En este modelo, las representaciones sociales desempeñan un papel central. Lo que una persona cree necesitar no depende únicamente de su biología, sino de su entorno cultural y de sus aprendizajes. Por ejemplo, la necesidad de pertenecer puede tomar formas muy distintas según el país, la clase social o la etapa vital. En una comunidad indígena, esta necesidad puede expresarse en la integración a un rito colectivo; en una ciudad occidental, a través del reconocimiento digital o el éxito profesional.
Además, Crismer señala que muchas veces existe una tensión entre lo que una persona desea y lo que realmente necesita. Este desajuste puede generar malestar, ansiedad o conflictos internos. En contextos digitales, esto se traduce en comportamientos como la sobreexposición en redes o la búsqueda constante de aprobación externa, lo que no siempre responde a una necesidad profunda, sino a un deseo inconsciente de compensación.
Críticas y límites de la teoría de Maslow
Aunque la pirámide de Maslow ha sido una herramienta útil durante décadas, también ha sido objeto de numerosas críticas. Una de las principales es su visión lineal y universalista, que no se adapta a todas las culturas ni a todas las biografías. Existen numerosos casos de personas que, aun viviendo en condiciones de precariedad extrema, logran desarrollar un sentido espiritual o creativo elevado. Asimismo, la teoría tiende a ignorar dimensiones comunitarias del bienestar, que en muchos contextos son más determinantes que la autorrealización individual. También se ha cuestionado su aplicabilidad en un mundo hiperconectado, donde las necesidades se solapan, se aceleran o se desdibujan, como sucede en las redes sociales donde la estima y la pertenencia se confunden y se alimentan mutuamente.
Conclusión: una teoría viva para comprender al ser humano
La Pirámide de Maslow sigue siendo una herramienta útil para comprender la motivación humana, pero necesita ser leída desde una mirada contemporánea. Su integración con modelos como el antropopsicoanalítico permite comprender mejor la complejidad de los deseos humanos en una sociedad digital y globalizada. En el mundo de las redes sociales, donde más del 80 % de los usuarios busca conexión, visibilidad o crecimiento personal, las capas de la pirámide siguen activas, pero se entrelazan de formas nuevas. Comprender este entrelazamiento es esencial tanto para las personas como para las organizaciones que desean generar un impacto auténtico y duradero en su entorno.