El Arte del Management: Dinámicas Humanas y el Poder del Empowerment

Descubre cómo liderar equipos con equilibrio entre proximidad y autonomía, empoderar a tus colaboradores y navegar en las complejidades emocionales para crear un entorno de trabajo inspirador y efectivo. El Management es un reto.

DYNAMIQUE DE GROUPEMANAGEMENT

Lydie GOYENETCHE

7/23/20244 min leer

dinamicas humanas
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El Manager en el Corazón de las Dinámicas Colectivas e Intrapersonales

Bilbao y los Retos Reales del Liderazgo Humano

Bilbao no es solo Guggenheim y pinchos. Es también una ciudad donde el carácter se forja en la fábrica, en el taller, en el silencio digno del que se levanta temprano para sostener a los suyos. Si eres manager aquí, no lideras desde una torre de control. Lideras desde la cancha, con barro en las botas, con el corazón expuesto. Sabes que gestionar un equipo no es solo repartir tareas. Es como organizar un partido con jugadores que vienen de diferentes barrios, con distintos estilos, pero que deben aprender a pasar la pelota para marcar juntos.

Liderar: un arte con raíces emocionales

No nos engañemos. Lo que pasa en un equipo no es solo profesional. Es profundamente humano. Cada compañero tiene sus propios códigos afectivos, muchas veces forjados en su infancia o adolescencia. ¿Y tú? También. El trabajo se convierte, sin que lo notemos, en un espejo de nuestras primeras lealtades, heridas y formas de buscar reconocimiento.

¿Te ha pasado sentir que un conflicto con un colaborador va más allá de un desacuerdo técnico? ¿Que hay algo más profundo en juego? Puede que ese compañero esté reviviendo algo antiguo. Puede que tú también.

Cuando tu rol toca fibras invisibles

En ese sentido, el manager ocupa un lugar delicado. A veces se te percibe como apoyo, otras como amenaza. Como padre exigente o como entrenador justo que entiende sin ceder. Y es normal. Gustave-Nicolas Fischer, psicólogo francés, lo decía: toda interacción humana mezcla la necesidad de vínculo y la necesidad de autonomía.

Un ejemplo real: Mikel, manager en una pyme de Abando, cree que su estilo directo es su mayor virtud. Pero cuando escribe a sus colaboradores fuera del horario laboral para adelantar tareas, algunos lo viven como una falta de respeto. No es cuestión de intención. Es cuestión de percepción emocional.

Equilibrio entre cercanía y espacio: el caso Google, la realidad bilbaína

El proyecto Aristóteles de Google demostró que los equipos más eficaces no eran los más talentosos, sino los más seguros psicológicamente. Pero eso, aquí, ¿cómo se traduce? En Bilbao, donde muchas empresas han crecido de generación en generación, la seguridad se construye en los detalles: una mirada de respeto, una pausa para preguntar cómo está el otro, una conversación honesta en la hora del almuerzo.

Pregunta clave: “¿Qué necesitas de mí para jugar mejor en equipo?”

Herencias afectivas en juego: reconocer para no repetir

Muchos bloqueos en los equipos vienen de reacciones inconscientes. Cuando un compañero evita el conflicto, tal vez esté reviviendo un ambiente familiar donde alzar la voz era sinónimo de castigo. Cuando otro busca brillar constantemente, quizás esté intentando demostrar que es digno de confianza.

Reconocer estas dinámicas no es hacer terapia en la oficina. Es liderar con conciencia. Es entender que cada miembro del equipo lleva algo en la mochila, y que tu mirada puede aliviar ese peso o hacerlo insoportable.

El Athletic y el poder de la lealtad colectiva

¿Quieres entender lo que une a un equipo más allá del resultado? Mira al Athletic. Una plantilla construida desde la tierra, con raíces, con identidad. No ganan siempre, pero cuando ganan, lo hacen desde el alma. En tu empresa, el orgullo compartido no nace del éxito inmediato, sino de la fidelidad mutua en el esfuerzo.

Ejemplo: Jon, jefe de taller en un polígono de Zorrotzaurre, propone una reunión semanal donde cada uno expone un problema técnico y los demás ayudan a resolverlo. Al principio, costó. Luego se convirtió en el momento más esperado del viernes.

Empoderar no es soltar: el pase decisivo en el fútbol

Un buen manager no solo deja jugar. También sabe cuándo hacer el pase que desbloquea el partido. En el fútbol, no todos marcan goles, pero todos pueden dar una asistencia. En Bilbao, esto significa confiar en tu gente, dar espacio a sus ideas… pero también intervenir con precisión cuando el equipo se desordena.

Ejemplo: en una cooperativa de Deusto, el responsable dejó que el equipo diseñara la estrategia de captación de clientes. Pero antes de lanzarla, pidió una revisión entre pares. Resultado: una propuesta sólida, cohesionada, que reflejaba lo mejor de cada uno.

Manager: mediador de lo que no se dice

Tu tarea, como líder, es muchas veces invisible. Captas silencios, gestos, cambios de humor. Y a veces, te toca ser ese capitán que habla poco, pero que sabe cuándo reunir al equipo en el vestuario y decir: “Hoy no salimos a defendernos. Salimos a recuperar el balón y jugar con cabeza.”

La pregunta: “¿Qué llevas dentro que aún no te atreves a decir?” puede liberar más energía que cualquier bonus de fin de año.

La falta afectiva: ese hueco que empuja o paraliza

Fischer hablaba de la “falta ontológica”: esa sensación íntima de no ser suficiente, que muchos hombres llevan como una piedra en el bolsillo. En el trabajo, esto se traduce en miedo a fallar, en necesidad de demostrar, en dificultad para confiar en el equipo.

No estás ahí para llenar ese vacío. Pero sí puedes crear un entorno donde cada uno sepa que su valor no depende solo de un marcador. Que a veces, lo que más construye no es el gol, sino el pase generoso, la cobertura silenciosa, la mirada que dice “confío en ti”.

¿Y tú, manager de Bilbao, qué legado quieres dejar?

El liderazgo no es un trofeo. Es una huella. Es ese eco que queda en los que pasaron por tu equipo y recuerdan no lo que dijiste, sino cómo los hiciste sentir. En un mundo que corre y exige, liderar con alma es un acto revolucionario.

Tú eliges cada día si tu equipo será solo un conjunto de tareas… o una cuadrilla donde cada uno crece y sostiene al otro. En una ciudad como Bilbao, donde la palabra se honra y el esfuerzo se valora, esa elección tiene peso. Porque, al final, liderar no es dominar. Es pasar el balón con intención. Es transmitir con coherencia. Es dejar que los otros brillen… y saber que, en eso, ya has ganado el partido. ⚽