El gerente de PYME: malabarista, estratega y rey del café fuerte

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Lydie GOYENETCHE

7/16/20243 min leer

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Steve Jobs, Buda y el reciclaje: repensar la comunicación con sentido

En una era en la que los algoritmos conocen mejor que nosotros mismos lo que deseamos, podría parecer obvio centrar la comunicación en las redes sociales y en una página web optimizada. Pero, como diría Steve Jobs, lo “simple” no significa “simplista”. Apostarlo todo a estas herramientas supone asumir que todos los clientes piensan y actúan de la misma manera. Eso sería olvidar que somos complejos, impredecibles y, a veces, admitámoslo, completamente incoherentes. Entre su búsqueda de espiritualidad, su deseo de consumir de manera responsable y su amor por historias inspiradoras, los consumidores de hoy quieren que las marcas los sorprendan. ¿Y si la sorpresa fuera la tuya?

Una identidad de marca con buen karma

Para conquistar corazones (y, de paso, carteras), una marca debe tener una identidad sólida, alineada con los valores de su público. Tomemos como ejemplo a Patagonia. Esta empresa entendió hace tiempo que vender ropa para actividades al aire libre no es suficiente. Al destacar un compromiso ecológico radical, se dirige a una clientela que quiere salvar el planeta mientras escala montañas. Patagonia no solo habla, sino que actúa: ofrece reparaciones gratuitas para sus productos y anima a sus clientes a comprar menos. ¿El resultado? Una comunidad de clientes leales que ven en esta marca mucho más que una empresa: un aliado en su búsqueda de sentido.

Hablar con el corazón... y la razón

El lenguaje es un arma poderosa. Las palabras pueden emocionar, inspirar o, por el contrario, alejar. En una sociedad donde la necesidad de conexión humana es apremiante, un lenguaje auténtico y sincero marca la diferencia. ¿Hablar de ecología sin parecer oportunista? Es fácil: hay que creerlo de verdad. ¿Comunicar valores espirituales sin caer en clichés? Cuenta una historia. Por ejemplo, ¿por qué no explicar cómo tu empresa se inspira en filosofías antiguas para construir un futuro moderno? Imagina: “En nuestra empresa, cada producto refleja la armonía del yin y el yang, pero también la de tu armario”.

Cuando el branding y la sostenibilidad se encuentran

El branding no solo debe ser bonito: debe ser bueno. Literalmente. Si tu marca promueve la sostenibilidad, es hora de demostrar que no estás ahí solo para teñir de verde tu logotipo. Ofrece productos que duren, servicios que empoderen y comprométete a reducir tu huella ecológica. Y, sobre todo, demuéstralo. Los consumidores de hoy adoran las pruebas concretas, ya sea una certificación orgánica o un informe de impacto que detalla cómo tus decisiones influyen positivamente en el medio ambiente.

Entre espiritualidad y reciclaje: el equilibrio perfecto

Los consumidores modernos buscan una especie de equilibrio cósmico. Quieren comprar productos que beneficien al planeta y, al mismo tiempo, alimenten su alma. Piensa en Aesop, esa marca australiana de productos de cuidado personal de alta gama. Con sus frascos minimalistas y descripciones poéticas, transforma el acto de lavarse las manos en un ritual casi espiritual. ¿El toque final? Un enfoque sostenible, con envases reciclados y formulaciones respetuosas con el medio ambiente. Aquí, la ecología y la elegancia se encuentran en perfecta armonía.

¿Y si tu marca se convierte en el guía espiritual de tus clientes?

La búsqueda de sentido es universal, pero toma formas diferentes. Algunos quieren meditar; otros prefieren separar los residuos. ¿Por qué no responder a ambas aspiraciones a la vez? Al construir una identidad de marca alineada con estas necesidades espirituales y ecológicas, te conviertes en mucho más que un simple proveedor: te conviertes en un guía. Pero ojo, como decía Buda (o quizá tu vecino, ese que es un poco filósofo): “El camino es la meta”. Así que tómate el tiempo para entender a tus clientes, cuéntales una historia que los inspire y muéstrales cómo tu marca puede acompañarlos en el camino hacia un futuro más responsable.