Netflix y la revolución del marketing mix: cómo destacar con un modelo de negocio ingenioso

Netflix y la revolución del marketing mix inspiran el SEO en .com: cómo destacar en un mercado saturado con un modelo digital ingenioso. Optimiza tu estrategia y convierte visibilidad en leads B2B cualificados.

MARKETING

LYDIE GOYENETCHE

12/21/20248 min leer

posicionar un sitio en .com
posicionar un sitio en .com

¿Has oído hablar alguna vez del “marketing mix”? En los manuales de las escuelas de negocios suele aparecer como un término técnico, casi solemne, que resume cuatro letras mágicas: las famosas 4P (producto, precio, place o distribución, y promoción). Pero más allá de la jerga, el marketing mix es en realidad una brújula estratégica: la manera en que una empresa equilibra su oferta, sus precios, sus canales y su comunicación para abrirse un hueco en mercados donde, a primera vista, parece no haber espacio para nadie más.

La historia reciente está llena de ejemplos. Netflix transformó el entretenimiento con un modelo de suscripción sencillo y predecible, conquistando a más de 270 millones de usuarios en 2025 y dejando en el camino a gigantes como Blockbuster. IKEA vendió no solo muebles, sino la idea de que el propio cliente se convirtiera en parte del proceso de producción, alcanzando más de 450 millones de ventas anuales en todo el mundo. Ryanair, por su parte, rompió las reglas del sector aéreo con su modelo “low-cost sin complejos”, transportando a más de 183 millones de pasajeros en 2024. Tres gigantes de industrias distintas, unidos por una misma lógica: redefinir su marketing mix en espacios saturados y, en apariencia, sin oportunidades.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con el reto de posicionar un sitio web en .com? Mucho más de lo que parece. Hoy existen más de 350 millones de dominios registrados en el mundo, y más de la mitad son .com (Verisign, 2024). Dicho de otro modo: si lanzas tu sitio en este océano digital, entras a competir en un mercado todavía más congestionado que el de las aerolíneas o el del entretenimiento. Cada día se realizan más de 8,5 mil millones de búsquedas en Google (2025), pero menos del 1% de los usuarios pasa a la tercera página de resultados. En un espacio tan saturado, un .com no basta para ser visible: necesita un marketing mix digital tan innovador y coherente como el de Netflix, IKEA o Ryanair en sus respectivos sectores.

Ahí reside el corazón de este díptico. Igual que Netflix convirtió lo ordinario en extraordinario gracias a la personalización, un sitio web puede transformar su visibilidad aplicando estrategias de SEO semántico y contenido multilingüe. Del mismo modo que IKEA enseñó a millones de clientes a aceptar el montaje de sus muebles a cambio de un precio accesible, una empresa digital debe optimizar la experiencia de usuario (UX) y reducir la fricción en su web para convertir visitantes en clientes. Y así como Ryanair construyó su imperio con una política de precios agresiva y campañas publicitarias directas, un .com puede recurrir a SEM y Google Ads para ganar velocidad, sabiendo que el coste medio por clic supera ya los 2,69 USD y que en sectores altamente competitivos puede llegar a más de 50 USD.

En resumen, posicionar un .com en un espacio digital saturado no es tan diferente de lanzar un nuevo modelo de negocio en mercados maduros. Se trata de entender que el marketing mix, lejos de ser un concepto académico, es un instrumento de supervivencia y diferenciación. Y que, en un mundo donde la competencia es global y el ruido digital ensordecedor, solo quienes sepan reinventar sus 4P tendrán la posibilidad de destacar y de perdurar.

Netflix: la suscripción que cambió las reglas del juego

Antes de Netflix, el entretenimiento en casa significaba alquilar DVDs en videoclubes como Blockbuster o pagar caros paquetes de televisión por cable. En 2007, la compañía decidió apostar por el streaming y, con ello, transformó el consumo cultural de millones de personas. Su propuesta era simple y revolucionaria: una suscripción fija, sin costes ocultos, acceso ilimitado y libertad total para ver lo que quisieras, cuando quisieras y desde cualquier dispositivo.

Esa claridad en el modelo de negocio, apoyada en una biblioteca en constante expansión, no solo sedujo a los consumidores, sino que también arrasó con un competidor que parecía indestructible. Blockbuster, que llegó a tener más de 9.000 tiendas en el mundo, terminó declarando bancarrota en 2010. Netflix, por su parte, supera hoy los 270 millones de suscriptores globales y factura más de 33.700 millones de dólares anuales. La lección es evidente: incluso en un mercado maduro, un marketing mix bien ejecutado puede reinventar las reglas del juego.

El algoritmo como arma de fidelización

El verdadero golpe maestro de Netflix no fue únicamente la tarifa plana, sino la personalización. Desde sus inicios en el streaming, la plataforma apostó por algoritmos de recomendación capaces de analizar los hábitos de cada usuario y anticipar sus preferencias.

El resultado fue un nivel de engagement pocas veces visto: más del 80% del contenido visto en la plataforma proviene de sugerencias personalizadas. Esto no solo mantiene a los suscriptores conectados, sino que también crea una barrera de salida muy alta, porque abandonar Netflix significa perder un espacio diseñado a tu medida. En términos de marketing mix, el producto dejó de ser simplemente “películas y series” para convertirse en una experiencia cultural única y difícilmente replicable.

De la pantalla al .com: lecciones para la visibilidad digital

El paralelismo con el reto de posicionar un sitio en .com en un espacio digital saturado es directo. Así como Netflix entendió que no bastaba con ofrecer películas, una empresa que lanza su web debe comprender que no es suficiente con tener un dominio en .com para atraer visitantes. En 2024, más del 52% de los más de 350 millones de dominios registrados en el mundo utilizan la extensión .com, lo que convierte a este espacio en el más confiable pero también en el más congestionado. Competir ahí exige algo más que presencia: demanda diferenciación, personalización y valor añadido.

SEO como la versión digital del algoritmo de Netflix

El algoritmo de Netflix tiene una función esencial: no te muestra todo su catálogo de golpe, sino que organiza la experiencia según tus preferencias, destacando aquellas series o películas que más probabilidades tienen de interesarte. Esta curaduría digital convierte una biblioteca inmensa en un espacio personalizado donde cada usuario siente que el producto fue diseñado a su medida.

En el mundo del posicionamiento web, el SEO cumple exactamente esa misión. Google procesa más de 8,5 mil millones de búsquedas al día, y su propio algoritmo actúa como un guardián que decide qué páginas aparecen en la primera página de resultados. Igual que ocurre con Netflix, donde más del 80% del consumo procede de las recomendaciones, en Google más del 90% de los clics se concentran en los primeros diez resultados. El paralelismo es evidente: sin una estrategia que organice y jerarquice tu contenido, tu web corre el riesgo de convertirse en una película perdida en los estantes polvorientos de un videoclub abandonado.

Por eso, la clave no está solo en crear contenido, sino en estructurarlo a través de páginas pilares. Estas páginas funcionan como el “catálogo destacado” de tu sitio: cada una está dedicada a una competencia específica o a un segmento concreto de clientes, y actúa como puerta de entrada principal a tu ecosistema digital. Una empresa que ofrece servicios de consultoría puede tener una página pilar dedicada exclusivamente a “estrategia de contenidos B2B”, otra a “optimización SEO local”, y otra a “marketing digital internacional”. Cada pilar concentra la autoridad sobre un tema, se enlaza con artículos relacionados y guía al usuario en un recorrido fluido.

En mercados locales, la misma lógica exige crear pilares geolocalizados. Si una asesoría de marketing quiere captar clientes en Cantabria, no basta con una web genérica en .com. Necesita una página pilar optimizada para búsquedas como asesoría de marketing Cantabria, con contenido adaptado a las particularidades del territorio, ejemplos de clientes locales y referencias culturales que generen confianza. De este modo, Google interpreta que el sitio no es solo relevante en abstracto, sino también pertinente para un lugar y un público concretos.

Al igual que Netflix aprendió que los usuarios no quieren perderse en un océano de títulos, Google sabe que los internautas no quieren navegar por páginas irrelevantes. El SEO moderno, cuando se apoya en pilares temáticos y geográficos, actúa como el algoritmo de recomendación que selecciona lo más adecuado para cada búsqueda. El resultado es una mayor permanencia en la web, un mejor posicionamiento orgánico y, sobre todo, la construcción de una autoridad sólida en torno a temas o territorios específicos.

Segmentación global y local en Netflix

Uno de los grandes secretos del éxito de Netflix es su capacidad de segmentar. La plataforma no ofrece el mismo catálogo ni recomienda las mismas series en todos los países. En Estados Unidos, las producciones locales ocupan la portada; en España, las series originales como La Casa de Papel o Élite se convirtieron en fenómenos internacionales; en Corea del Sur, títulos como Squid Game fueron catapultados al escenario global gracias a una estrategia de segmentación precisa.

A esto se añade el filtro generacional: el contenido para adolescentes se presenta de forma diferente al destinado a adultos, y los documentales conviven con la ficción sin invadir los espacios de cada público. El resultado es una experiencia cultural localizada, que al mismo tiempo alimenta un fenómeno global.

SEO como segmentación de la visibilidad digital

En SEO, la lógica es idéntica. No basta con tener un dominio en .com y esperar que Google muestre la página a todo el mundo. La visibilidad orgánica depende de la capacidad de segmentar el contenido para cada público, cada mercado y cada intención de búsqueda. Una empresa que quiere posicionarse en el sector del vino no puede tratar de atraer al mismo tiempo a distribuidores internacionales, a turistas enológicos y a pequeños productores locales con un solo artículo genérico. Necesita páginas específicas, optimizadas para cada segmento, que hablen el lenguaje de ese público y respondan a sus necesidades reales.

Recomendación personalizada y netlinking de calidad

El paralelismo con el algoritmo de recomendación es directo. Netflix retiene a sus usuarios porque les sugiere lo que más se adapta a sus gustos. Un sitio en .com puede lograr lo mismo en Google si construye una estrategia de netlinking adaptada y precisa, coherente con su posicionamiento. Esto significa buscar enlaces en medios, blogs y directorios que realmente correspondan al mercado objetivo y al valor de la marca. Un despacho de marketing en Cantabria, por ejemplo, gana autoridad si obtiene enlaces desde cámaras de comercio regionales, universidades locales o medios económicos españoles, mucho más que con cientos de backlinks comprados en páginas irrelevantes.

El error de los atajos y la pérdida de confianza

Por eso, los atajos como los PBN (Private Blog Networks), los programas automáticos como GSA o la compra masiva de enlaces no solo resultan ineficaces a largo plazo, sino que dañan la credibilidad ante Google y ante los clientes. Igual que nadie confiaría en Netflix si de repente empezara a recomendar títulos aleatorios y desconectados de sus intereses, ningún buscador premia a un sitio que acumula enlaces artificiales sin relación con su identidad. La clave está en una recomendación orgánica, construida con paciencia y coherencia, que refuerce la autoridad del dominio de manera natural.

La relevancia como principio común

El netlinking bien diseñado funciona como la recomendación personalizada de Netflix: conecta cada contenido con el público que realmente lo busca. No se trata de cantidad, sino de pertinencia. Un solo enlace de un medio sectorial reconocido puede tener más valor que cien enlaces comprados al azar. En un ecosistema digital saturado, donde los costes publicitarios crecen de forma imparable, esta precisión se convierte en el verdadero diferencial. La recomendación de Netflix y la estrategia de SEO comparten un principio común: la relevancia es más poderosa que la abundancia.