RSE: ¿Estrategia rentable o simple obligación? Descubra el impacto real en su empresa?
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no es solo una exigencia regulatoria, sino una oportunidad estratégica para mejorar la competitividad y la imagen de su empresa. Descubra cómo convertir la sostenibilidad en un motor de crecimiento. 🚀📈
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LYDIE GOYENETCHE
2/11/202517 min leer


RSE y RSE: Dos visiones de la responsabilidad empresarial, entre el idealismo regulatorio y el realismo económico
La Responsabilidad Social Empresarial (RSC) es un concepto fundamental que integra los retos del desarrollo sostenible en la estrategia de las organizaciones. También conocida como RSC (Responsabilidad Social Corporativa), tiene como objetivo mejorar el rendimiento sostenible conciliando el rendimiento económico, social y medioambiental.
La implementación de un enfoque de RSE permite a las empresas adoptar una gestión ambiental de acuerdo con las normas internacionales, en particular la ISO 26000. Esta hoja de ruta involucra a las partes interesadas y promueve una mayor responsabilidad ambiental, al tiempo que garantiza la rentabilidad y la lealtad de clientes y empleados.
El impacto ambiental de la RSE es un tema central: reducir las emisiones de CO₂, optimizar los recursos, mejorar la cadena de suministro. Sin embargo, los beneficios, como la marca y la diferenciación competitiva, deben sopesarse con los costos y desafíos de la integración. Una estrategia de RSC bien construida mejora la resiliencia y la competitividad de las empresas a largo plazo.
Comparación de la RSE en Nike y LVMH: enfoques, rendimiento social y medioambiental
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) implica la integración de elementos sociales, ambientales y económicos en la estrategia de una empresa. Comparemos las estrategias de RSC de Nike, un gigante de los equipamientos deportivos, y LVMH, el líder mundial en lujo, a través de los siguientes ejes: elementos de RSE, integración en la estrategia general y el marketing, seguimiento del cuadro de mando y retorno de la inversión (ROI).
Elementos de la RSE: Compromisos Sociales y Ambientales
Nike fue criticada en la década de 1990 por las condiciones de trabajo en sus fábricas subcontratadas. En respuesta, la compañía ha puesto en marcha iniciativas para mejorar estas condiciones y reducir su impacto ambiental. Por ejemplo, el programa "Move to Zero" tiene como objetivo lograr cero emisiones de carbono y cero residuos. Nike también ha desarrollado materiales sostenibles como el Flyknit, una tecnología de tejido que se dice que reduce los residuos en un 60% en comparación con los métodos tradicionales, y el Flyleather, fabricado con al menos un 50% de fibras de cuero recicladas, disminuyendo así el impacto medioambiental en comparación con el cuero de plena flor.
LVMH, por su parte, se centra en la trazabilidad de los suministros, el ecodiseño y la biodiversidad. El grupo ha puesto en marcha el programa "LIFE 360" (LVMH Initiatives For the Environment), que establece ambiciosos objetivos de sostenibilidad para 2030. Por ejemplo, LVMH se compromete a garantizar que el 100% de sus materias primas sean trazables y cumplan con estrictos estándares ambientales. En el lado francés, podemos ver claramente la dimensión regulatoria que impregna el enfoque de trazabilidad, mientras que, por otro lado, es el enfoque general de comercialización del producto el que se ve afectado.
Integración de la RSE en la estrategia global y de marketing
Para Nike, la RSC está integrada en su estrategia de producto y marketing. La empresa promueve productos de diseño ecológico y destaca sus iniciativas medioambientales en sus campañas publicitarias. Por ejemplo, Nike comunica sobre el uso de poliéster reciclado en su ropa, lo que ayuda a reducir los desechos plásticos.
LVMH integra la RSC promoviendo la artesanía y la sostenibilidad de sus productos. El grupo destaca el uso de materiales sostenibles y prácticas respetuosas con el medio ambiente en la fabricación de sus productos de lujo. Por ejemplo, algunas de las Maisons del grupo, como Guerlain, están comprometidas con la preservación de la biodiversidad apoyando iniciativas como la formación de mujeres apicultoras en todo el mundo.
Seguimiento del panel de control y retorno de la inversión (ROI)
Nike publica periódicamente informes de responsabilidad social en los que se detallan sus avances en materia de sostenibilidad, con métricas específicas como la reducción de las emisiones de CO₂ y el uso de materiales reciclados. Estas iniciativas no solo han mejorado la imagen de marca de Nike, sino que también han supuesto un ahorro de costes gracias a la eficiencia energética y la reducción de residuos.
LVMH supervisa su desempeño en materia de RSC a través de indicadores clave definidos como parte del programa "LIFE 360". El grupo mide aspectos como la trazabilidad de las materias primas, la reducción de la huella de carbono y el impacto en la biodiversidad. Si bien el retorno de la inversión directo es difícil de cuantificar, estas iniciativas refuerzan la reputación de LVMH como líder en lujo sostenible y satisfacen las crecientes expectativas de los consumidores en materia de responsabilidad ambiental y social.
Nike y LVMH adoptan enfoques distintos de la RSE, lo que refleja sus respectivas industrias y estrategias corporativas. Nike se centra en la innovación sostenible y la integración de materiales reciclados en sus productos, mientras que LVMH se centra en preservar la artesanía y la trazabilidad de las materias primas. En ambos casos, la RSE se ha convertido en un elemento central de su estrategia, ayudando a mejorar su desempeño social y ambiental, así como su posicionamiento en el mercado.
ISO 26000, Nike y LVMH: Medición del rendimiento medioambiental y la fiabilidad de las auditorías
La norma ISO 26000 proporciona directrices para integrar la responsabilidad social corporativa (RSC) en las estrategias organizativas, centrándose en el rendimiento medioambiental y la participación de las partes interesadas. Aunque no es certificable, esta norma anima a las empresas a adoptar prácticas transparentes y éticas. Nike y LVMH ilustran dos enfoques distintos para implementar enfoques de RSE alineados con la norma ISO 26000.
Evaluación del Desempeño Ambiental y Confiabilidad de la Auditoría
Nike utiliza auditorías internas para evaluar el cumplimiento de su Código de Conducta por parte de sus proveedores, incluidas las visitas anunciadas y no anunciadas. Estas auditorías son realizadas por equipos internos y terceros independientes, midiendo el cumplimiento de los estándares establecidos por Nike.
LVMH, por su parte, está comprometida con una mayor transparencia en términos de desempeño ambiental, social, ético y de gobernanza. El grupo lleva a cabo auditorías internas y externas para evaluar sus prácticas y las de sus proveedores, esforzándose por proporcionar informes completos y objetivos.
Sin embargo, investigaciones recientes han puesto de manifiesto lagunas en los sistemas de auditoría de la industria del lujo. Por ejemplo, una investigación de Reuters encontró que algunas inspecciones formales no detectaron problemas importantes en los subcontratistas, lo que plantea dudas sobre la efectividad de las auditorías internas y externas.
Papel del Responsable de Calidad y de las funciones de Marketing y Compras
El responsable de calidad desempeña un papel crucial para garantizar el cumplimiento de la normativa medioambiental y social, garantizando que las auditorías internas y externas sean rigurosas e imparciales. Es esencial que estas auditorías se lleven a cabo de forma independiente para garantizar la fiabilidad de la información comunicada.
En Nike, los departamentos de marketing y compras trabajan en estrecha colaboración para promover productos de diseño ecológico y garantizar que los proveedores cumplan con los estándares medioambientales de la empresa. La colaboración tiene como objetivo fortalecer la credibilidad de las iniciativas de sostenibilidad de Nike.
LVMH también se centra en la formación de sus empleados en temas medioambientales, con el objetivo de concienciar y educar a sus talentos sobre los retos relacionados con la preservación del medio ambiente.
La ISO 26000 anima a las empresas a adoptar prácticas transparentes y responsables en términos de rendimiento medioambiental. Tanto Nike como LVMH han establecido sistemas de auditoría para evaluar y mejorar sus prácticas. Sin embargo, la eficacia de estas auditorías depende de su independencia y minuciosidad. Los departamentos de calidad, marketing y compras desempeñan un papel fundamental en la implementación y comunicación de estas iniciativas, ayudando a integrar los principios de la norma ISO 26000 en la estrategia general de la empresa.
Auditoría ambiental: ¿herramienta de transparencia o barrera de entrada?
La auditoría ambiental se ha convertido en una herramienta clave para medir el desempeño ambiental de las empresas y garantizar la fiabilidad de sus compromisos de descarbonización. Tanto en Francia como en Estados Unidos, la presión de las normativas climáticas y de las partes interesadas está empujando a las organizaciones a estructurar sus informes y a confiar en empresas especializadas. Sin embargo, detrás de este imperativo de transparencia, también hay un mecanismo que refuerza el dominio de las grandes empresas y complica la entrada de nuevos actores en el mercado.
Dos modelos regulatorios: Francia vs Estados Unidos
En Francia, la Ley Grenelle y la Ley Pacte han consolidado la importancia de la responsabilidad social de las empresas (RSE), imponiendo obligaciones de información extrafinanciera y reforzando los criterios de certificación ambiental. La auditoría ambiental es un elemento central de esta dinámica, enmarcada por normas como la ISO 14001 o la ISO 26000. Este enfoque ha favorecido el desarrollo de un mercado estructurado en torno a grandes actores como SGS, Bureau Veritas y DEKRA Certification, que garantizan el cumplimiento normativo de las empresas al tiempo que consolidan su posición dominante.
En Estados Unidos, el mercado de la auditoría ambiental es más flexible, influenciado por regulaciones menos restrictivas y un enfoque más proactivo por parte de las empresas. Las auditorías a menudo se llevan a cabo con el objetivo de la gestión de riesgos y la optimización de costos, con empresas como AECOM, CH2M y Environmental Resources Management (ERM) liderando el mercado. Sin embargo, ante las nuevas regulaciones climáticas emergentes, las empresas estadounidenses anticipan un aumento de estas auditorías para evitar sanciones y cumplir con las expectativas de los inversores.
Una ecología regulada en Francia, una oportunidad en Estados Unidos
El enfoque ecológico es otro ámbito en el que Francia y Estados Unidos se oponen. En Francia, la transición ecológica es una cuestión de Estado, enmarcada por leyes restrictivas como la directiva CSRD o la ley antiresiduos. Las grandes empresas deben publicar informes extrafinancieros y comprometerse con la neutralidad de carbono.
Sin embargo, la realidad es más matizada. El peso de las obligaciones administrativas y las inversiones necesarias para cumplir con las nuevas normas está generando resistencias. Muchas empresas francesas están adoptando una postura defensiva, buscando minimizar los costos en lugar de innovar. Esta situación puede explicarse por el modelo de motivación extrínseca, descrito por Edward Deci y Richard Ryan en su teoría de la autodeterminación: cuando un comportamiento está dictado por una restricción externa en lugar de una elección voluntaria, a menudo genera una adherencia limitada.
En los Estados Unidos, la ecología se basa en la dinámica del mercado. El compromiso medioambiental de las empresas es ante todo una respuesta a las expectativas de los consumidores y accionistas. Tesla es el ejemplo perfecto: su posicionamiento ecológico no se deriva de regulaciones restrictivas, sino de una oportunidad comercial. Una vez más, los números hablan por sí solos: una encuesta de Nielsen encontró que el 66% de los consumidores estadounidenses están dispuestos a pagar más por un producto ecológico. Este enfoque explica por qué las empresas estadounidenses están invirtiendo fuertemente en energías renovables y neutralidad de carbono, no por obligación, sino como una estrategia comercial.
Auditoría ambiental: ¿una palanca de mejora o una herramienta de selección?
Si bien la auditoría ambiental se presenta como una garantía de transparencia y mejora continua, también plantea la cuestión de su independencia y accesibilidad.
En Francia, solo las empresas certificadas pueden llevar a cabo estas auditorías, lo que limita la competencia y bloquea el acceso al mercado para los nuevos operadores. Las grandes empresas, especialmente en los sectores del lujo o industrial, colaboran principalmente con actores establecidos, lo que dificulta la apertura de nuevas estructuras innovadoras en este campo.
En los Estados Unidos, la relativa ausencia de normas vinculantes ha permitido una mayor diversidad de actores en el mercado. Sin embargo, esta flexibilidad va acompañada de dudas sobre la fiabilidad de las auditorías, que a menudo se llevan a cabo internamente o por empresas encargadas directamente por las empresas auditadas, lo que reduce su objetividad.
¿Hacia una reforma del mercado de la auditoría ambiental?
¿Es la auditoría ambiental una necesidad para garantizar la fiabilidad de los compromisos de RSC de las empresas o una herramienta para cerrar el mercado en beneficio de los actores históricos? La respuesta depende del marco regulatorio y del nivel de independencia que se otorgue a los organismos de certificación.
En Europa, la proliferación de normas y requisitos de presentación de informes está promoviendo la profesionalización de las auditorías, pero también está aumentando la concentración del mercado entre unas pocas grandes empresas. En los Estados Unidos, el aumento de los requisitos climáticos podría, a largo plazo, acelerar la institucionalización de un mercado que todavía está dominado en gran medida por enfoques voluntarios.
Para evitar una concentración excesiva, sería pertinente abrir el mercado a los agentes especializados independientes y fomentar la diversificación de las normas de certificación. Un enfoque más equilibrado permitiría a las empresas beneficiarse de auditorías rigurosas y fiables, al tiempo que promovería la aparición de nuevas soluciones y metodologías adaptadas a los retos medioambientales del mañana. No olvidemos nunca que en un mercado en el que pueden entrar pocos actores, los precios suelen ser elevados sin ofrecer un servicio adaptado a las necesidades de todas las estructuras... El equilibrio de poder se invierte entonces entre la oferta y la demanda!!!
RSE: ¿un enfoque en el medio ambiente en detrimento de lo social?
La Responsabilidad Social Empresarial (RSC) se basa en tres pilares: económico, social y medioambiental. Sin embargo, la atención de los medios de comunicación y de las instituciones parece estar orientada en gran medida hacia el desempeño ambiental, dejando el aspecto social en un segundo plano. Esta tendencia es visible tanto en Francia como en Estados Unidos, donde las empresas comunican más sobre la reducción de su huella de carbono que sobre la mejora de las condiciones laborales o la inclusión. Pero, ¿esta percepción se basa en realidades estadísticas?
En Francia, una encuesta del INSEE realizada en 2016 reveló que el 59% de las empresas con 20 o más empleados dicen estar concienciadas sobre la RSE, y entre ellas, el 45% dice estar implementando acciones en este ámbito. Sin embargo, cuando analizamos la distribución de las iniciativas, vemos que las acciones medioambientales, como la prevención de residuos o el reciclaje, preocupan al 83% de las empresas comprometidas con un enfoque de RSC. En comparación, el aspecto social, que incluye la calidad de vida en el trabajo, la igualdad profesional y la formación, no se detalla con el mismo nivel de precisión, lo que sugiere una menor prioridad o, al menos, una menor comunicación sobre estos aspectos (INSEE, 2016).
Esta disparidad se confirma en las percepciones de los empleados. Según el Barómetro de RSC de MEDEF (2021), el 70% de los empleados considera que las acciones de RSC de su empresa son efectivas. Sin embargo, las iniciativas contra el cambio climático son las que reciben más reconocimiento, ya que el 12% de los empleados las considera especialmente eficaces. Este enfoque en el medio ambiente podría significar que las iniciativas sociales reciban menos visibilidad, o incluso menos atención, en las estrategias de RSE de las empresas francesas (MEDEF, 2021).
En Estados Unidos, la situación es similar. Un estudio realizado por BL Evolution en 2012 indicó que el 83% de las empresas estadounidenses habían adoptado una estrategia de RSE, sin especificar el desglose entre iniciativas sociales y ambientales. Sin embargo, el mercado de finanzas responsables en Estados Unidos es un buen ejemplo de esta dinámica. Mientras que los criterios medioambientales están ahora bien integrados en la evaluación del rendimiento de una empresa, los criterios sociales siguen luchando por establecerse como una prioridad. Un artículo de Le Monde (2024) señala que el número de fondos dedicados a temas sociales sigue siendo muy limitado y que el impacto social de las inversiones es más difícil de medir, lo que explica las reticencias de los inversores a comprometerse con ellas (Le Monde, 2024).
Estas tendencias se explican en parte por factores regulatorios. En Francia, la Ley Grenelle y la Ley Pacte han reforzado las obligaciones de información no financiera, pero sobre todo han puesto de relieve los indicadores medioambientales, en particular los relacionados con las emisiones de CO₂. Esta orientación empuja naturalmente a las empresas a estructurar su comunicación en torno a sus compromisos climáticos, en detrimento de las dimensiones sociales que son esenciales para un enfoque equilibrado de la RSE. En Estados Unidos, con las regulaciones ambientales aún en evolución, las empresas se están enfocando en el riesgo climático en respuesta a la presión de los inversores, relegando los criterios sociales a un segundo plano (CMNUCC, 2025).
Hoy en día, la RSE parece estar dominada por cuestiones ambientales, que a menudo son más fáciles de cuantificar y promover entre las partes interesadas. Sin embargo, los aspectos sociales siguen siendo fundamentales para garantizar una transición sostenible e inclusiva. Si las empresas realmente quieren cumplir con las expectativas de la sociedad, tendrán que reequilibrar su estrategia poniendo tanto esfuerzo en el bienestar de los trabajadores, la igualdad de oportunidades y la ética empresarial como en la reducción de su huella de carbono.
Un compromiso social estructurado en Francia, una palanca de comunicación en Estados Unidos
El derecho laboral francés está concebido como una fortaleza destinada a proteger a los trabajadores contra los excesos del mercado. En la práctica, sin embargo, esta fortaleza tiene algunas grietas. Aunque la legislación regula estrictamente las condiciones de trabajo, la realidad suele ser muy diferente. Por ejemplo, a pesar de las leyes sobre el tiempo de trabajo, el 43% de los empleados afirman que realizan horas extras no remuneradas. La igualdad profesional entre hombres y mujeres, aunque establecida como un principio fundamental, también lucha por convertirse en una realidad. En 2022, el Índice de Igualdad Profesional reveló que el 17% de las empresas francesas no alcanzaron el umbral mínimo de 75 puntos sobre 100, y la brecha salarial sigue siendo de media del 16,8% entre hombres y mujeres.
La inclusión es otro ámbito en el que el marco legislativo lucha por traducirse en realidad. La tasa de desempleo de las personas con discapacidad sigue siendo casi el doble de la media nacional. Aquí, la paradoja francesa es evidente: el legislador impone cuotas de empleo, pero las empresas invocan limitaciones económicas u organizativas para justificar su incumplimiento.
Las ciencias sociales explican en parte estas discrepancias entre el derecho y la realidad. La teoría de la disonancia cognitiva, desarrollada por el psicólogo Leon Festinger, es un buen ejemplo de este fenómeno. Cuando una empresa tiene que conciliar las obligaciones legales y las limitaciones económicas, a menudo ajusta su retórica en lugar de sus prácticas para reducir el malestar psicológico. Observamos entonces compromisos declarados a favor de la inclusión que pugnan por traducirse en acciones concretas. A esto se suma la resistencia al cambio, descrita por Kurt Lewin, que demuestra que los individuos y las organizaciones tienen una preferencia natural por el statu quo, lo que dificulta la aplicación efectiva de las nuevas regulaciones.
En los Estados Unidos, el enfoque es radicalmente diferente. Lejos de estar dictada por estrictas obligaciones legales, la responsabilidad social de las empresas se basa en una lógica de imagen y competitividad. La diversidad y la inclusión se han convertido en los principales puntos de venta. Google, Apple o Starbucks no se comunican sobre estos temas por obligación, sino porque sus clientes e inversores así lo demandan. El capitalismo de reputación, un concepto desarrollado por los científicos de la gestión, es clave aquí: una empresa con fuertes compromisos con la diversidad atrae talento, clientes y financiación.
Las estadísticas confirman este problema. Un estudio de PwC encontró que el 76% de los consumidores estadounidenses dicen que boicotearían una marca que no comparta sus valores sociales o ambientales. Esta presión explica por qué la RSE estadounidense es a menudo más visible y asumida que la RSE francesa. El objetivo no es tanto cumplir con una norma legal como cumplir con las expectativas del mercado.
LVMH y Nike: entre auditorías e inclusión, el desempeño social en cuestión
LVMH y Nike, líderes mundiales en sus respectivos sectores, han desarrollado estrategias diferenciadas para satisfacer las expectativas de la sociedad en términos de responsabilidad social. Sus compromisos incluyen auditorías periódicas de sus cadenas de suministro y políticas de contratación centradas en la inclusión y la diversidad. Sin embargo, estos esfuerzos plantean interrogantes sobre su efectividad real y la capacidad de estas empresas para ir más allá de un enfoque puramente declarativo.
LVMH ha establecido un sistema de auditoría para garantizar el cumplimiento de los estándares sociales y ambientales dentro de su ecosistema. Según su informe de responsabilidad social y medioambiental de 2022, estas auditorías son llevadas a cabo internamente por equipos especializados, pero también por empresas externas independientes. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado fallos en el control de algunos subcontratistas italianos, especialmente en el mundo de la marroquinería Dior, donde se han denunciado condiciones de trabajo precarias. Estas limitaciones en la supervisión de los proveedores ilustran la dificultad de garantizar el pleno cumplimiento, a pesar de un marco de certificación como la ISO 26000 o la evaluación de EcoVadis.
En materia de contratación e inclusión, LVMH ha puesto en marcha el Índice de Inclusión, un observatorio para hacer un seguimiento de los avances en materia de diversidad y equidad dentro del grupo. Este compromiso se refleja, en particular, en las acciones para promover la integración de las personas con discapacidad y en apoyo de la igualdad de oportunidades en el proceso de contratación. Estas iniciativas se enmarcan en la voluntad del grupo de reflejar una imagen socialmente responsable, en línea con los valores del lujo.
Nike, por su parte, ha adoptado un enfoque más riguroso de la auditoría social, en respuesta a las controversias que han marcado su historia. La empresa realiza auditorías periódicas, incluidas auditorías sin previo aviso, a sus proveedores, y se basa en certificaciones reconocidas como la Asociación de Trabajo Justo y WRAP. Se supone que estas medidas garantizan condiciones de trabajo dignas, aunque persisten las críticas sobre la persistencia de prácticas problemáticas en algunos países asiáticos donde Nike externaliza su producción. Su informe de impacto de 2023 destaca el aumento de la transparencia, pero la cuestión de la eficacia de los controles sigue siendo una cuestión clave.
Al mismo tiempo, Nike ha implementado programas para promover la diversidad en su reclutamiento. La compañía ha invertido $10 millones en universidades históricamente negras (HBCU, por sus siglas en inglés) e instituciones al servicio de los hispanos (HSI, por sus siglas en inglés) para diversificar el talento que se traslada a sus funciones gerenciales. Además, lanzó el Women's Leadership Accelerator en Vietnam, un programa de coaching para promover la progresión profesional de las mujeres dentro de las fábricas de sus proveedores estratégicos. Esta política demuestra el compromiso de incorporar la inclusión más allá de la oficina central, hasta el final de su cadena de suministro.
Si bien LVMH y Nike tienen ambiciones similares en términos de rendimiento social, sus enfoques difieren en la ejecución. LVMH se está centrando más en iniciativas y compromisos internos para mejorar su imagen de marca, mientras que Nike está tratando de corregir sus responsabilidades mediante la adopción de controles más estrictos y el aumento de la diversidad en su contratación. En ambos casos, la pregunta sigue abierta: ¿son estas estrategias realmente transformadoras o se basan principalmente en la reputación?
Una visión estratégica y de marketing más desarrollada en Estados Unidos
Una de las principales diferencias entre la RSE francesa y la RSE estadounidense radica en su uso como palanca de diferenciación. En Francia, la RSE se percibe ante todo como un requisito reglamentario y un elemento de cumplimiento. Si bien algunas empresas comunican sus compromisos, a menudo lo hacen con precaución, por temor a ser acusadas de lavado verde.
En los Estados Unidos, SRC es una herramienta de marketing totalmente asumida. La Patagonia es un ejemplo emblemático de este enfoque: su compromiso ecológico es un argumento comercial directo, destacado en sus campañas publicitarias. Su famosa campaña "No compres esta chaqueta" invita a los consumidores a comprar menos pero mejor, al tiempo que refuerza la imagen de la marca como empresa comprometida. Este uso estratégico de la RSE se basa en conceptos de la psicología del comportamiento, entre ellos el branding emocional, que tiene como objetivo crear una fuerte conexión emocional entre la marca y sus clientes.
Dos modelos, dos lógicas, el mismo reto
La RSE en Francia y la RSE en los Estados Unidos persiguen objetivos similares, pero se basan en mecanismos totalmente diferentes. En Francia, la responsabilidad social es una cuestión de cumplimiento y de marco legal, que puede dificultar su apropiación por parte de las empresas. En Estados Unidos, es una herramienta estratégica utilizada para atraer clientes e inversores.
Detrás de estas diferencias se esconden profundas realidades culturales y psicológicas. Francia, apegada a una visión universalista e igualitaria, busca imponer reglas comunes para estructurar el mercado. Estados Unidos, más pragmático e individualista, deja en manos de las empresas la transformación de estos temas en oportunidades de negocio.
Para las empresas que quieren navegar entre estos dos mundos, es fundamental adaptar su discurso y estrategia de acuerdo a estas realidades. Mientras que Francia confía en la regulación para estructurar la transición, Estados Unidos la está dinamizando a través del mercado y su imagen. Dos modelos, dos lógicas, pero un reto común: integrar plenamente la responsabilidad social en el centro de las estrategias corporativas.